La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el agua contaminada como aquella que sufre cambios en su composición hasta quedar inservible. Es decir, es agua tóxica que no se puede ni beber ni destinar a actividades esenciales como la agricultura, además de una fuente de insalubridad que provoca más de 500.000 muertes anuales a nivel global por diarrea y transmite enfermedades como el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias radiactivas. Estos elementos no siempre tiñen el agua, haciendo que la contaminación hídrica resulte invisible en muchas ocasiones. Por esta razón, se suele recurrir al análisis químico de pequeñas muestras y organismos acuáticos para conocer el estado de la calidad del agua.
Desde grandes trozos de basura hasta sustancias químicas invisibles, una amplia gama de contaminantes acaba en los lagos, ríos, arroyos, aguas subterráneas y, finalmente, en los océanos de nuestro planeta. La contaminación del agua -junto con la sequía, la ineficacia y el aumento de la población- ha contribuido a una crisis del agua dulce que amenaza las fuentes de las que dependemos para el agua potable y otras necesidades fundamentales.
Las investigaciones han revelado que un contaminante en particular es más común en el agua del grifo de lo que se pensaba: los PFAS, siglas de poli y perfluoroalquilos. Los PFAS se utilizan para que los artículos de uso cotidiano se vuelvan resistentes a la humedad, al calor y las manchas; algunas de estas sustancias químicas tienen una vida media tan larga que se las conoce como "la sustancia química eterna".
Salvaguardar el suministro de agua es importante porque, aunque casi el 70% del mundo está cubierto por agua, solo el 2,5% es dulce. Y solo el uno por ciento del agua dulce es fácilmente accesible: gran parte de ella se halla atrapada en remotos glaciares y campos de nieve.
La contaminación del agua puede proceder de diversas fuentes. Puede penetrar en el agua directamente, a través de vertidos legales e ilegales de fábricas, por ejemplo, o de plantas de tratamiento de aguas imperfectas. Los vertidos y las fugas de los oleoductos o las operaciones de fracturación hidráulica (fracking) pueden degradar los suministros de agua. El viento, las tormentas y el vertido de basura -especialmente de residuos plásticos- también pueden enviar desechos a las vías fluviales.
Gracias en gran medida a décadas de regulación y acciones legales contra los grandes contaminadores, la principal causa de los problemas de calidad del agua en EE.UU. es ahora la "contaminación de fuentes no puntuales", cuando los contaminantes son transportados a través del suelo por la lluvia o la nieve derretida. Esta escorrentía puede contener fertilizantes, pesticidas y herbicidas procedentes de granjas y hogares; petróleo y productos químicos tóxicos provenientes de carreteras e industrias; sedimentos; bacterias originarias del ganado; residuos de animales domésticos y otros contaminantes. Este es un problema que se repite en todo el mundo, siendo un buen ejemplo la contaminación del Mar Menor en Murcia.
Por último, la contaminación del agua potable puede producirse a través de las propias tuberías si el agua no se trata adecuadamente, como ocurrió en el caso de la contaminación por plomo en Flint (Michigan; Estados Unidos) y otras ciudades. Otro contaminante del agua potable, el arsénico, puede proceder de depósitos naturales, pero también de residuos industriales.
La contaminación del agua puede provocar problemas de salud humana, envenenamiento de la fauna y daños en el ecosistema a largo plazo. Cuando la escorrentía agrícola e industrial inunda las vías fluviales con un exceso de nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo; suelen promover la proliferación de algas que luego crean zonas muertas o áreas de bajo oxígeno donde los peces y otras formas de vida acuática ya no pueden prosperar.
Las floraciones de algas pueden tener efectos sanitarios y económicos para los seres humanos, ya que provocan erupciones y otras dolencias, al tiempo que merman los ingresos del turismo en los destinos lacustres más populares gracias a su aspecto y olor desagradables. Los altos niveles de nitratos en el agua por la contaminación de nutrientes también pueden resultar especialmente perjudiciales para los bebés, ya que interfieren en su capacidad de suministrar oxígeno a los tejidos y pueden desencadenar el "síndrome del bebé azul". La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación calcula que el 38% de las masas de agua de la Unión Europea están sometidas a la presión de la contaminación agrícola.
En todo el mundo, el suministro de agua insalubre también se cobra un peaje sanitario en forma de enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos 2000 millones de personas beben agua de fuentes contaminadas por heces que puede transmitir enfermedades peligrosas como el cólera y la fiebre tifoidea.
En muchos países, las normativas han restringido el vertido de contaminantes en lagos, arroyos y ríos por parte de la industria y la agricultura, mientras que las plantas de tratamiento garantizan que el agua potable sea segura para el consumo. Los investigadores están trabajando en otras formas de prevenir y limpiar la contaminación. La becada por National Geographic África Flores, por ejemplo, ha creado un algoritmo de inteligencia artificial para predecir mejor cuándo se producirán las floraciones de algas. Varios científicos están buscando formas de reducir y limpiar la contaminación por plásticos.
Sin embargo, ha habido contratiempos. La regulación de los contaminantes está sujeta a la coyuntura política cambiante, como ha ocurrido en Estados Unidos con la relajación de las protecciones medioambientales que impedían a los propietarios de tierras contaminar las vías fluviales del país.
Cualquiera puede ayudar a proteger las cuencas hidrográficas desechando correctamente el aceite de motor, las pinturas y otros productos tóxicos, manteniéndolos fuera de los pavimentos y desagües. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. recomienda utilizar detergentes sin fosfatos y lavar el coche en un lavadero comercial, que está obligado a eliminar correctamente las aguas residuales. Los tejados verdes y los jardines de lluvia pueden ser otra forma de que las personas en entornos construidos ayuden a restaurar parte del filtrado natural que suelen proporcionar los bosques y las plantas.
Las reservas de agua subterráneas abastecen al 80% de la población mundial. El 4% de esas reservas ya está contaminado. De todos los tipos de contaminación del agua, las principales están asociadas con la actividad industrial posterior a la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Por ejemplo, cada año se arrojan al mar más de 450 kilómetros cúbicos de aguas servidas. Para diluir esta polución se utilizan 6000 kilómetros cúbicos adicionales de agua dulce.
Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales desembocan en las aguas del mundo, según datos de la ONU. La fuente más importante de contaminación es la falta de gestión y tratamiento adecuados de los residuos humanos, industriales y agrícolas
Hay líquidos que, en pocas concentraciones, pueden contaminar vastas extensiones de agua. Por ejemplo, solo cuatro litros de nafta se puede contaminar hasta 2.8 millones de litros de agua.
Los animales de agua dulce se están extinguiendo cinco veces más rápido que los animales terrestres.
El mar más contaminado es el Mediterráneo. Las costas de Francia, España e Italia son las más contaminadas del Planeta. Los siguientes en la lista son el Mar Caribe, el Mar Celta y el Mar del Norte. ¿La causa? La basura marina, que constituye uno de los más graves problemas de contaminación del mar. Más del 60% de la basura que llega son plásticos. Cada año llegan 6,4 millones de toneladas de plástico al mar.
Si no cuidamos nuestro planeta y tomamos medidas para acabar con la contaminación del agua, los mares y océanos pueden pasar de ser nuestros aliados para mitigar los efectos del cambio climático a nuestros enemigos. Estas grandes masas de agua actúan como sumideros naturales de dióxido de carbono en la atmósfera. Esto permite reducir los gases efecto invernadero y con ello, los efectos negativos que produce la crisis climática.
Ahora bien, actualmente, científicos y expertos a nivel mundial nos están avisando de que si no cambiamos nuestros hábitos y frenamos la emisión de este tipo de gases contaminantes, la vida en los océanos será imposible debido al aumento de temperatura y estos serán un factor más a tener en cuenta al que tendremos que hacer frente.
Por otra parte, la escasez de agua y el estrés hídricos son otros de los problemas a los que debemos hacer frente. Y es que según estima el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la mitad de los habitantes del planeta vivirá con escasez de este recurso tan valioso en 2025. Cada gota de agua contaminada hoy, supone la pérdida del agua del mañana.
Evitar este problema depende de nosotros, por ello, éstas sugerencias te pueden ayudar a aportar, ademas de brindarte recomendaciones de que hacer en caso de que tu agua esté contaminada.
conectando y utilizando los dispositivos que necesitemos únicamente, de lo contrario mantenerlos desconectados de los tomacorrientes.
Utilizar transportes libres de emisiones como las bicicletas, patines, monopatines o caminar.
Aprovechar la vida útil de los productos utilizándolos y reciclando los materiales para evitar que estos sean desechados antes de tiempo.
Trabajando en recuperar la vegetacion ya que la deforestación emite más gases que todo el sector del transporte.
Los pesticidas pueden ser benéficos para el control de plagas como hierbas e insectos, pero todos los plaguicidas (incluidos los pesticidas orgánicos) tienen cierto nivel de toxicidad para organismos que viven o beben agua
Vale indicar que los plásticos de un solo uso son productos desarrollados a partir de materiales destinados a ser desechados tras su primer uso, por lo que no son reutilizables y su reciclabilidad es baja por cuestiones técnicas y económicas.
Este efecto está asociado tanto a la utilización del agua contaminada para regadío como a la contaminación directa de los alimentos al lavar las hortalizas y otros productos, antes de la venta, en aguas contaminadas. En muchos países en desarrollo las aguas residuales urbanas se tratan poco o nada, a pesar de lo cual los desechos urbanos se utilizan cada vez más en la agricultura de regadío bien de forma directa o previamente reciclados de las aguas receptoras. Las enfermedades más comunes asociadas a las aguas de riego contaminadas son cólera, fiebre tifoidea, ascariasis, amibiasis, giardiasis y E. coli. enteroinvasiva. Los cultivos más asociados a la difusión de estas enfermedades son los que crecen a ras del suelo y se comen crudos, como coles, lechugas, fresas, etc.
Hervir el agua para purificarla para beber es la forma más tradicional y antigua de hacerlo. Al hervir el agua durante 15 o 30 minutos, se consigue eliminar casi en su totalidad a los microorganismos que pueden vivir en el agua, aunque existen microorganismos que incluso resisten temperaturas de 120ºC. Después de hervir el agua, la dejaremos enfriar un tiempo antes de echarla a la botella (sobre todo si es de vidrio, ya que puede explotar por la elevada temperatura). Sin embargo, uno de los inconvenientes de este método es perder una alta concentración de sales minerales debido a la evaporación del agua.
Las radiaciones ultravioletas o rayos UV consiguen eliminar a los microorganismos porque afectan directamente a su ADN, causándoles mutaciones que causan su muerte o impidiéndoles reproducirse e infectar. Por lo tanto, es un método que tiene lugar en la naturaleza. Por ejemplo, cuando los ríos poseen agua apta para beber es gracias a este proceso natural. Este método de exposición a los rayos UV para purificar también se puede utilizar en casa. Solo hay que colocar el agua en un envase transparente y con tapa y dejarla todo el día al sol, por la noche o al día siguiente ya se puede beber. A este método para purificar el agua en casa para beber también se le denomina método SODIS.
Dos de los elementos químicos más efectivos a la hora de purificar el agua son el cloro y el yodo. Actualmente, hay disponibles en el mercado unas pastillas de dióxido de cloro y/o yodo que sirven para purificar el agua. El método es sencillo, tan solo tienes que llenar un recipiente de agua y agregar una pastilla. Esta pastilla surtirá su efecto en un período entre 30 minutos y 4 horas, dependiendo de la cantidad de agua, dejando el agua completamente potable. También se puede agregar al agua una cantidad de cloro, habitualmente no más de tres gotas por litro. Aunque es recomendable dejar el agua reposar por lo menos una hora después de aplicar este método.
Se basan en colocar un filtro mediante el cual conseguimos separar los microorganismos que se puedan encontrar en el agua. Son métodos duraderos, sencillos y eficaces. Los filtros utilizados deben ser cambiados cada cierto tiempo y pueden ser de distintos materiales: de cerámica, de carbón activado, de tela o de arena. El filtro de cerámica posee un poro muy fino, aunque puede desarrollar microorganismos sobre él, mientras que el de carbón activado tiene la capacidad de eliminar el cloro, el mal olor y los sabores desagradables.